Para el Observatorio, el trabajo de campo es una premisa casi ineludible. Eso permite no solo diseñar, sino también poder implementar directamente la metodología que propone. Estar in situ aporta mucho conocimiento sobre el entorno, y es muy importante porque nada debe ser considerado en sí mismo, al margen del contexto específico en el que surge y sobre el que actúa. Cada proyecto debe estar contaminado por el contexto en el que se desarrollará, y de la información que obtenemos es de donde surge esa metodología que fomenta la capacidad para reflexionar y que tiene como función principal la de intervenir para modificar determinadas realidades sociales, a través de estrategias educativas.